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Ballenas jorobadas, visitantes distinguidos de la bahía

Los imponentes mamíferos eligen nuestra bahía para el acto más íntimo de su vida: el romance y alumbramiento.

Nuestra bahía es un paraíso y durante los meses de noviembre a marzo, el clima es perfecto para desarrollar actividades al aire libre. Durante estos meses, la recomendación inevitable es hacer avistamiento de ballenas jorobadas, en las templadas aguas de la Bahía de Banderas. Quienes han venido a la ciudad durante el invierno y han realizado algún recorrido en lancha por el mar, u observado desde sus playas y acantilados, han quedado maravillados por la presencia de estos “gigantes marinos”.

Con mucho orgullo, podemos decir que las ballenas jorobadas son nacidas en nuestra bahía y residentes incondicionales durante el invierno. En el verano migran a las aguas del Norte de California, Oregón y Washington para alimentarse.

Para adentrarnos un poco en el contexto, es importante decir que la ballena jorobada fue descrita por primera vez en 1756, con el nombre “Baleine de la Nouvelle Angleterre”. Actualmente los científicos la conocen como “Megaptera novaeangliae”, que significa “Aleta Grande de Nueva Inglaterra”. El nombre hace referencia a sus enormes aletas pectorales que alcanzan una tercera parte de su longitud corporal. A las primeras ballenas jorobadas las describió en sus estudios el biólogo Borowski en Nueva Inglaterra.

Las ballenas son enormes mamíferos marinos de cerca de 40 toneladas de peso y de hasta 17 metros de longitud. A diferencia de los peces necesitan el aire de la atmósfera para vivir. Para esto presentan dos orificios en la parte superior de la cabeza conocidos como nostrilos o narinas.

Ballenas jorobadas

Un invierno que se vuelve cálido y romántico

La ballena jorobada elige las aguas de nuestra bahía para el acto más importante e íntimo de su vida, aparearse y reproducirse. Sumergirse por instantes en el increíble mundo de este mamífero nos muestra la magnificencia de la naturaleza.

Durante su estancia en la Bahía de Banderas las ballenas se cortejan entre sí y luego se reproducen. Después, las crías se desarrollan por casi 12 meses dentro de la madre, quien migra a las aguas del norte y luego retorna a la bahía para dar a luz.

Al nacer, las crías tienen un peso de casi 1 tonelada y miden aproximadamente 4 metros de longitud. Los ballenatos son amamantados con leche rica en grasa y proteína que les dará la fuerza necesaria para comenzar la aventura de crecer.

Avistamiento de ballenas: una actividad que no te puedes perder

En Puerto Vallarta existen diversos recorridos o “avistamientos” en lancha para apreciar a las ballenas jorobadas. Así podrás observarlas de cerca, realizando diferentes actividades como grandes saltos saltos.

Los machos emiten sonidos de alta frecuencia, que resultan toda una experiencia sonora. Con un poco de suerte, puedes llegar a ver a una ballena con su cría a lado. Esto es una experiencia única para las personas asiduas a la observación de ballenas.

La ballena jorobada es una especie protegida por las leyes mexicanas.

La observación con fines ecoturísticos está regulada por una norma especifica. Esta indica la manera y la dirección en la que te debes acercar a ellas y la distancia a la que debe permanecer la embarcación. Se procura no molestarlas, ni irrumpir violentamente su entorno.

Por lo anterior, si estás interesado en observarlas en esta temporada de invierno, puedes contratar un servicio especializado a precios accesibles. Pregunta en la recepción de tu hotel o prestadores de servicios turísticos para que te recomienden a un profesional que cuente con su respectivo permiso para observación de ballenas.

Observarlas de cerca, apreciar sus saltos y escuchar sus cantos, es el regalo más íntimo que nos pueden dar estos “gigantes del mar”. Y es un acontecimiento re significa la vida del mar.

Definitivamente el avistamiento de ballenas una actividad que no puedes dejar de hacer en tu vida.

María Karina Macias Aguirre