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Todos conocemos turistas que llegaron a estas tierras, y cautivados por alguna misteriosa atracción, decidieron convertirlo en su residencia permanente. Algunas claves del microcosmos que facilita que tanta gente se sienta en su casa en la bahía.
Por Claudio Fabián Guevara
Desde hace muchos años, Puerto Vallarta parece ejercer un magnetismo irresistible entre los extranjeros que visitan la ciudad. Todos conocemos historias de turistas que llegaron casi por casualidad a estas tierras, y cautivados por alguna misteriosa atracción, decidieron convertirlo en su residencia permanente.
¿Cuáles son los secretos de este lugar que sigue atrayendo turistas e inmigrantes de todos los colores? En este artículo, algunas claves del microcosmos que facilita que tanta gente se sienta en su casa en las playas de la bahía.
1. Inigualable riqueza y diversidad natural
Como pocos lugares en el mundo, Vallarta combina mar y montañas, ríos y cascadas, playas y selvas, todo concentrado en un área geográfica relativamente pequeña, que permite el disfrute simultáneo de una amplia variedad de manifestaciones de la naturaleza. Como si esto fuera poco, la bahía es el destino favorito de miles de ballenas -el más gigantesco cetáceo de nuestros océanos-, que llegan todos los años masivamente a tener a sus crías en la calidez de nuestras aguas, y que permiten inolvidables viajes de avistamiento para los visitantes.
El estero es otro lugar enigmático que guarda la magia de la biodiversidad de la bahía, el hogar de cocodrilos y otras especies exóticas. Y todo el ecosistema autóctono se complementa con miles de ejemplares maravillosos de la flora y la fauna del planeta.
2. Punto de encuentro entre las dos Américas
Por razones históricas y geográficas, Puerto Vallarta es el hogar permanente de muchos ciudadanos nativos de EE.UU. y Canadá. Y en el invierno, se agregan muchos residentes temporales que llegan del Norte escapando de los rigores del frío. La ciudad cobra así un carácter multicultural, con la confluencia de gente y costumbres de las dos Américas: la del Sur, hispanohablante y latina, y la del Norte, angloparlante y francófona, anglosajona y de otros orígenes raciales. Se vive entonces un ambiente vibrante y amigable, donde la tolerancia y el respeto a las diferencias culturales es la norma.
3. Tradición y modernidad en la zona urbana
Del punto anterior, tal vez, se desprende la diversidad arquitectónica de la ciudad, que goza de toda la belleza de un pueblito histórico mexicano en el centro y otros lugares emblemáticos, incorporando a la vez la fastuosidad y magnificencia de la metrópoli norteamericana retratada en los grandes centros comerciales, hoteles 5 estrellas y condominios de última generación. La originalidad de las mansiones construidas por arquitectos mexicanos y extranjeros en zonas costeras y barrios residenciales, le otorgan otro toque adicional de variedad visual al conjunto.
4. El discreto encanto de una ciudad bilingüe
Otra consecuencia del carácter multicultural de Puerto Vallarta es su indiscutible perfil bilingüe. No se trata solamente de la señalética pública que orienta al turista en sus recorridos habituales, ni de que casi por norma oficial, todo el personal de atención al público debe mostrar habilidades mínimas con el inglés y otros idiomas de origen europeo. Hablamos de que un enorme porcentaje de la población habla inglés y español con solvencia y naturalidad. El acostumbramiento a la presencia extranjera, la mixtura cultural y la orientación de la economía local hacia la industria de la hospitalidad, pueden ser factores que expliquen este ambiente crecientemente bilingüe, donde propios y extraños se sienten en familia y entre amigos.
Estos podrían ser algunos secretos del microcosmos local que atrapa a los extranjeros y los hace sentir como en su casa.
